05/06/2025

NUEVO DISCO

 
SHROUDED IN DARKNESS – 11:11 (2025)



Por Gonzalo Vargas 

FICHA TÉCNICA

Banda: Shrouded in Darkness
Álbum: 11:11
País: Suecia
Ciudad: Gotemburgo
Género: Doom/Death Metal
Sello: Downfall Records
Fecha de lanzamiento: 30 de mayo de 2025
Duración: 44:37
Formato: Digital, CD, Cassette, Vinilo
Producción: Mike (bajo, batería)
Portada: Arte conceptual por Daniel T
Estilo: Doom denso, con voces guturales cavernosas, órganos, solos melódicos y una atmósfera ritualista y fúnebre.


INTEGRANTES

  • Daniel T – Voz, teclados

  • Reese – Guitarras

  • Mike – Bajo, batería, producción


Sobre la banda

Shrouded in Darkness es uno de esos nombres que llegan desde el inframundo del metal sueco, directamente desde Gotemburgo, pero lejos de los sonidos melódicos por los que la ciudad es famosa. Este trío fundado en 2021 ha decidido caminar por la senda más oscura del doom/death, evocando la desesperanza, el miedo y el peso de la existencia a través de riffs lentos, atmósferas decrépitas y voces salidas del abismo.

11:11, su primer álbum de larga duración, es una experiencia espiritual en clave de decadencia, un viaje introspectivo donde cada pista parece una ofrenda a la descomposición del alma. Con órganos espectrales, tempos arrastrados, y una producción que no le teme al espacio y al eco, este disco propone un trance lúgubre en siete capítulos.


Reseña tema por tema

1. 11:11 Introductio (3:22)

Un prólogo instrumental de atmósfera cargada, donde los teclados de Daniel T se convierten en el alma del rito. Órganos religiosos, ecos y drones le dan forma a una apertura fúnebre que marca el tono del álbum: misticismo, melancolía y amenaza. No es una intro decorativa, es la primera piedra de un templo profano.

2. No Escape (7:31)

Arranca con un riff fúnebre que avanza como un cortejo, lento y sin esperanza. Las baterías marcadas por Mike retumban como una marcha militar hacia el olvido. Daniel escupe guturales densos, mientras detrás se arman capas de guitarras plomizas. El interludio con órgano es de otro mundo, como si estuviéramos dentro de una capilla hundida en el lodo. El tema transmite esa sensación de estar atrapado en uno mismo, sin salida posible.

3. Cruel Winds (6:13)

Un tema más directo, aunque no menos desolador. La guitarra de Reese se hace protagonista con riffs más afilados y un solo cargado de emotividad al final. Las voces alternan entre gruñidos profundos y pasajes casi hablados. La canción está plagada de detalles, como los arreglos de teclados que emulan vientos ululantes. Un tema que se siente helado, como si soplara desde una cripta nórdica.

4. Dreams (5:54)

A pesar del título, esto no tiene nada de onírico: es una pesadilla en cámara lenta. Daniel T se luce en los teclados, creando un colchón sonoro etéreo sobre el cual se arrastra un riff minimalista y opresivo. Hay algo de funeral doom en la estructura, pero con la crudeza del death a flor de piel. La letra habla de visiones recurrentes, de persecuciones dentro de sueños lúcidos... muy en sintonía con el número místico que da título al disco.

5. My Every Step (6:40)

Uno de los tracks más depresivos y melódicos del álbum. El bajo de Mike tiene una presencia enorme, guiando el tema con pesadez casi sludge. La voz se vuelve más lastimera, y por momentos parece que Daniel se quiebra. Hay un gran uso de silencios, pausas bien marcadas que intensifican el peso de cada compás. Podría ser la banda sonora de una caminata solitaria en medio de la nieve, cargando culpas y memorias muertas.

6. The Lurking Devil (6:27)

Más death metal en su forma, pero con la misma atmósfera ritualista. El riff principal es siniestro, casi blacker, y se combina con un groove que te arrastra hacia una caverna sin salida. Es el tema más violento y oscuro del disco. La batería suena aquí como un latido enfermo, insistente. La letra parece narrar una posesión o un descenso progresivo a la locura, algo que encaja perfecto con la estética del disco.

7. 11:11 (8:30)

El tema título cierra el álbum como una ceremonia de clausura. Todo lo que se construyó antes llega a su punto máximo: los riffs, los órganos, la desesperación vocal. Hay cambios de ritmo muy bien logrados, con secciones que parecen flotar en un limbo gótico antes de regresar a la pesadez aplastante. El número 11:11 aparece aquí como símbolo de conexión con lo inexplicable, lo que no puede verse ni tocarse, solo intuirse. Final devastador.


Conclusión

11:11 no es un disco más de doom/death. Es una misa profana, un álbum cargado de simbolismo y densidad espiritual. Shrouded in Darkness ha logrado algo que pocas bandas jóvenes pueden presumir: crear un universo propio desde su primer álbum. Su sonido no solo aplasta, también hipnotiza, te atrapa con su oscuridad elegante y su producción profunda.

Este debut es una muestra clara de que la escena sueca sigue siendo una fuente inagotable de oscuridad bien canalizada. Si te gusta el doom/death que suena a cripta, a ritual y a decadencia emocional, este disco no te va a decepcionar. Yo lo escuché completo, con los ojos cerrados, y cuando terminó, me sentí como si hubiera salido de un trance. Oscuro, potente, hipnótico. Así suena 11:11.



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