PUTERAEON – Mountains of Madness
Reseña por Gonzalo Vargas para Gore and Gets
Ficha técnica:
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Banda: Puteraeon
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Disco: Mountains of Madness
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Año de lanzamiento: 2025
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País: Suecia
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Género: Death Metal
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Sello: Emanzipation Productions
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Producción: Dan Swanö
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Arte de portada: Roberto Toderico
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Duración: 40:52
Integrantes:
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Jonas Lindblood – voz y guitarra
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Rune Foss – guitarra
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Daniel Vandija – bajo
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Anders Malmström – batería
Puteraeon y el horror de la montaña impía
En 2025, Puteraeon regresa con Mountains of Madness, un disco que se siente como una expedición maldita al corazón de lo incognoscible. Inspirado en la obra de H. P. Lovecraft y con un sonido que mezcla death metal sueco clásico con una narrativa densa, fría y mística, el álbum se presenta como una pieza conceptual sólida, atmosférica y mortalmente efectiva.
La producción, obra del inigualable Dan Swanö, permite que cada instrumento brille sin perder esa esencia putrefacta que caracteriza al estilo. Los riffs podridos, los blast beats precisos y la voz de Lindblood —cavernosa como los pasajes de la ciudad sin nombre— dan forma a un álbum que es tanto un homenaje al death old school como una obra propia, rica en atmósfera y peso.
El arte de Roberto Toderico completa el ritual: una portada que parece sacada de una pesadilla pulp de los años 30, llena de arquitectura imposible, montañas sin cielo y ojos que miran desde dimensiones ajenas. Un viaje maldito… que te arrastra gustoso.
Tema por tema: cada paso hacia la locura
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Miskatonic Expedition – 2:43
El inicio del viaje es breve pero hipnótico. Con una intro casi ritual, este tema funciona como portal sonoro al mundo del disco. Riffs pesados, lentos, acompañados por un tempo arrastrado que transmite una atmósfera de preparación antes del descenso. -
The Land of Cold Eternal Winter – 3:33
Ya instalados en la Antártida, la velocidad aumenta. El doble bombo ruge como un viento helado, y las guitarras suenan ásperas, agresivas. Tiene una melodía helada que evoca paisajes blancos, desolados, muertos hace siglos. -
Remnants – 4:12
Uno de los más densos del disco. El ritmo cae a medio tiempo, con riffs que se sienten como escombros cayendo sobre el oyente. Hay un aire doom y una sensación de ruinas vivientes. Las guitarras armonizan en una forma casi fúnebre, y el bajo se arrastra como una sombra hambrienta. -
Horror on the Antarctic Plateau – 4:34
Aquí el título lo dice todo. El tema tiene un pulso narrativo: comienza con una tensión creciente y desemboca en una avalancha de riffs y cambios rítmicos. La batería guía el caos con precisión quirúrgica. Una de las piezas más teatrales del disco, casi cinemática. -
The Nameless City – 6:05
La joya del disco. Casi seis minutos de ambientación perfecta. Hay un desarrollo lento pero constante, una historia musical que va sumando capas. Las guitarras evocan una ciudad subterránea, silenciosa y viva. La voz suena como un eco dentro de sus corredores. Absolutamente inmersivo. -
Gods of Unhallowed Space – 4:20
Acá cambia el aire: más groove, más groove, más poder. El riff principal se clava como un gancho. Es de los temas más accesibles pero no menos oscuros. Tiene una sección final que suena como una invocación directa a los dioses exteriores: pesada, oscura, infinita. -
The Rise of the Shoggoths – 5:44
Una bestia total. Rápido, enérgico, con una estructura cambiante que no te deja predecir nada. Los shoggoths se levantan y lo sentís en cada blast y en cada distorsión agónica. Hay riffs que parecen fundirse como carne amorfa, y la voz es puro comando de destrucción. -
Watchers at the Abyss – 4:43
De nuevo entramos en terreno atmosférico. Tiene una intro oscura, casi ritual, que luego explota en una avalancha controlada. Es uno de los temas más narrativos del disco, como si describiera una mirada directa hacia el vacío. El trabajo de batería aquí es preciso, casi técnico, pero siempre al servicio de la atmósfera. -
I Am the Darkness – 3:58
Cierre perfecto. Un tema que resume todo lo anterior: brutalidad, atmósfera, horror. El riff final, repetido como un mantra, se clava en la cabeza. La frase del título se grita con tal convicción que parece una declaración de identidad: Puteraeon es la oscuridad, y Mountains of Madness es su testimonio.
Conclusión: un descenso a la locura que vale cada paso
Mountains of Madness no es solo un disco más de death metal sueco. Es una obra conceptual, construida con precisión, pasión y respeto por el horror literario. Puteraeon no solo homenajea a Lovecraft: lo canaliza, lo reinterpreta y lo convierte en música brutal y envolvente.
Con una producción que equilibra lo pesado con lo nítido, una ejecución impecable y un sentido narrativo que muy pocas bandas logran sin sonar forzadas, este disco se perfila como uno de los lanzamientos de death metal más destacados de 2025. No hay relleno, no hay desvíos: todo aquí está puesto para construir un relato, uno que se siente, se vive… y te destruye.
Para los amantes del death metal puro, del horror cósmico y de los discos que tienen personalidad propia, Mountains of Madness es una expedición obligada. Eso sí: no esperes volver cuerdo.
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Gonzalo Vargas
Ruido Maldito
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