GRIN – Acid Gods (2025)
Por Gonzalo Vargas
Ficha técnica
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Banda: GRIN
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Disco: Acid Gods
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Fecha de lanzamiento: 30 de mayo de 2025
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Género: Doom/sludge metal psicodélico
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País: Alemania
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Integrantes:
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Jan Oberg – guitarra, bajo, sintetizadores, producción
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Sabine Oberg – batería, arte de portada
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Productor: Jan Oberg
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Sello: The Lasting Dose Records
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Arte de portada: Sabine Oberg
Viaje interno en clave de distorsión: Acid Gods es la materia negra de GRIN
Pocas bandas en la escena actual logran capturar el peso cósmico del doom y convertirlo en una experiencia tan íntima como catártica. GRIN, el dúo berlinés formado por Jan y Sabine Oberg, vuelve con Acid Gods, un disco que no sólo profundiza su lenguaje sonoro sino que lo purifica, lo lleva al extremo. Lo suyo es el sludge más narcótico, con toques de ambient, krautrock y psicodelia, donde cada golpe de batería parece el eco de un dios durmiente y cada riff, una plegaria distorsionada hacia lo desconocido.
El disco transita por diez temas, y aunque las canciones pueden parecer breves para los estándares del doom, la densidad emocional y sonora que manejan hace que todo se sienta mucho más largo, en el buen sentido. GRIN no abusa del riff eterno ni del drone puro; lo suyo es más sutil, como si trabajaran el metal desde la textura y el minimalismo. El resultado es envolvente, oscuro y adictivo.
Reseña tema a tema
1. Black Dye (4:13)
Arranque lento y espeso, como sumergirse en un pozo sin fondo. El riff inicial es hipnótico, crudo, y da paso a una batería ceremonial que marca el tono de todo el disco. Jan introduce capas de distorsión que mutan de lo pesado a lo etéreo. Es doom con alma de ambient, ideal para entrar en trance.
2. Nocturno (3:43)
Como su nombre sugiere, este tema es más noctámbulo, introspectivo. Tiene un groove marcado pero sin agresividad, una especie de meditación lúgubre. Las guitarras se sienten como vapor negro flotando en una habitación sin luz. Ideal para escuchar a solas, con la mirada fija en el vacío.
3. Drag Me Down (4:37)
Más directo y físico. Aquí GRIN se acerca al sludge más tradicional, con un riff que arrastra barro y desesperación. La batería de Sabine golpea como si quisiera perforar la tierra. El bajo es protagonista, denso, presente, casi orgánico. Uno de los cortes más pesados del álbum.
4. Beneath the Altar (3:15)
Una pieza breve pero brutal. El título lo dice todo: esto suena como lo que pasa debajo del altar de una secta antigua. El ritmo es tribal y cortante, mientras las guitarras y los sintetizadores se entrelazan para formar un muro de sonido amenazante. Caótico pero controlado.
5. Crystals (3:39)
Aquí el enfoque cambia: más espacial, más abierto. Es un tema que respira más, con una atmósfera psicodélica que recuerda al krautrock más oscuro. Las texturas se vuelven protagonistas, y aunque el riff está presente, se siente más como una pulsación que como un peso. Hermoso y desconcertante.
6. Unshut (4:53)
Uno de mis favoritos. Este tema tiene una tensión constante, como si algo estuviera por romperse en cualquier momento. Las capas de guitarras van creciendo como niebla espesa, y la batería tiene un groove que te atrapa. El nombre, Unshut, parece aludir a una mente que no puede cerrarse. Muy evocador.
7. Slivers (5:02)
Otro momento fuerte del disco. Aquí GRIN juega con la repetición hasta llevarla al límite. El riff es lento, arrastrado, pero con un groove subterráneo que mantiene el cuerpo en movimiento. La distorsión tiene un tono más cálido, más emocional. Es doom, sí, pero con alma. Para flotar en oscuridad.
8. Wild Eyes (3:24)
Un interludio más rítmico y directo. La percusión toma el control y marca una especie de marcha ritual. Las guitarras, más limpias, generan tensión en lugar de aplastar. Tiene algo de película de horror setentera: una vibra hipnótica, alucinógena, casi cinematográfica.
9. Nebulas (2:23)
Tema breve pero expansivo. Los sintetizadores y guitarras se funden en una nube sonora que recuerda a los momentos más ambientales de Earth o Jesu. Es como mirar una nebulosa desde el espacio profundo: hermoso, distante, reverente. Te deja colgado.
10. Heavy Dew (2:13)
Cierre minimalista y meditativo. Más que un tema, es un respiro final, un eco. Suena a lluvia pesada sobre metal oxidado, a silencio interior después de una tormenta emocional. Hermoso final para un disco que no necesita fuegos artificiales para ser devastador.
Conclusión
Acid Gods es uno de esos discos que no se explican, se sienten. GRIN logra crear un universo sonoro único, introspectivo, oscuro y al mismo tiempo lleno de belleza. Jan y Sabine no necesitan voces, solos virtuosos ni producciones grandilocuentes: con textura, repetición y peso emocional construyen una narrativa envolvente, casi espiritual.
En un mundo donde el doom muchas veces cae en la monotonía o en la caricatura de lo “pesado”, GRIN se mantiene fiel a su lenguaje y lo refina con cada lanzamiento. Acid Gods no es solo su mejor trabajo hasta la fecha, es también una declaración: la psicodelia todavía puede ser devastadora, y el doom todavía puede ser arte puro.
Disco recomendado para los que buscan perderse, no encontrarse.
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